‘Oppenheimer’ y el liderazgo desde la mente intuitiva

Mente intuitiva vs. Mente racional

«La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado al regalo».

Albert Einstein

Esta cita de Einstein permite acceder al significado fundamental tanto de la mente intuitiva como de su polo opuesto: la mente racional. En un ejemplo muy sencillo, la mente racional (junto a los conocimientos almacenados en la memoria a largo plazo) se asociaría a la forma y estructura de una partitura musical, mientras que la inspiración musical se procesaría con la mente intuitiva.

Como dato que creo personalmente interesante, dentro de la mística judía (cabe recordar que Oppenheimer era judío, igual que Einstein), concretamente en el corpus teórico de la Kabbalah o el Árbol de la vida, se describe un eje formado por dos polos: la mente racional (Binah) y la mente intuitiva (Chochmah). Ambos tipos de mente o formas de pensar son opuestas y complementarias, y ejemplos como el de la película ‘Oppenheimer’ son ideales para comprender esta polaridad.

En esta última película de Christopher Nolan (2023), el espectador es testigo del genio y la conducta de Oppenheimer, que muestra claros rasgos propios de la mente intuitiva. ¿Por qué motivo/s?

Por su apertura y sensibilidad hacia lo inconmensurable, como el nacimiento y muerte de estrellas (en contraposición a la mente racional, que se asocia a rasgos de personalidad controladora y perfeccionista); por su considerable rebeldía hacia lo normativo (la mente racional se asocia al dogmatismo y al autoritarismo); por su simpatía hacia ideologías socialistas (lo intuitivo conecta con el mundo subjetivo del inconsciente colectivo, en contraposición a la mente racional, que se asocia a lo individual, práctico y útil); por su facilidad para tener buenas intuiciones, aunque no tan buenas como su admirado Niels Bohr (según Oppenheimer, el científico más intuitivo con diferencia).

Para comprender un poco mejor el significado de la mencionada polaridad, cabe decir que una persona que no conecta con la dimensión intuitiva se puede atascar en la mente racional, entonces simpatiza con el conservadurismo, el dogmatismo (reflejado en la película como anticomunismo obsesivo), la rigidez, el pragmatismo radical, la manipulación emocional (reflejada en el fiscal que lidera esa suerte de juicio ilegal), el moralismo, la castración de la iniciativa y la falta de creatividad e imaginación (reflejada en las ideas poco brillantes de Strauss). 

SIGMUND FREUD vs. CARL G. JUNG

Jung y Freud interpretados en ‘Un método peligroso’ (David Cronenberg, 2011)

Un caso célebre en el que se puede observar la complementariedad y oposición entre ambos tipos de mente es en la ‘rivalidad’ entre Sigmund Freud (de origen judío) y Carl G. Jung (el alumno más aventajado y colaborador de Freud durante varios años). Su historia es bien conocida en el mundo de la Psicología, ya que sus respectivos legados son fundamentales para el establecimiento de las bases de la Psicología más moderna y humanista.

Ciertamente, ambos tenían mucho en común, aunque con perfiles distintos. Freud era médico neurólogo estudioso de los sueños e interesado en los límites de la mente y Jung era médico psiquiatra y psicólogo interesado mayormente en la espiritualidad, los sueños y el ocultismo. Jung tenía una mirada más abstracta y subjetiva de la mente, aunque sin abandonar la búsqueda de rigor en la universalidad de los arquetipos que forjan el inconsciente colectivo y personal. Más a Freud, que era médico neurólogo, únicamente le valían perspectivas más científicas, necesarias para que el psicoanálisis fuera aceptado como ciencia, aunque nunca lo consiguiera por falta de evidencia empírica de sus postulados teóricos.

Hasta aquí las reflexiones que me surgieron a partir de la estructura del argumento de Oppenheimer. En el análisis, me dejé llevar un poco por la intuición y la creatividad, asumiendo el riesgo de que lo expuesto no sea lo suficientemente sólido como pasar los filtros de la mente racional. Sé que la mente racional a menudo limita la creatividad de un modo contraproducente, porque lo que uno intuye como verdad a ojos ajenos puede parecer una locura. Sin embargo, he aprendido que a la verdad se accede por caminos insospechados y que hay que tirar del hilo de lo que uno intuye como verdadero, aunque siempre estando dispuesto a rectificar y a reconocer que uno pudiera estar equivocado.

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